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José Miguel Piquer Gardner

Director de Servicios de Tecnologías de la Información y Comunicaciones UChile


En este extraño periodo de pandemia y aislamiento, nuestras vidas se transformaron de golpe y hemos tenido que reinventarnos casi por completo. Sobre todo en nuestras rutinas cotidianas.


Una parte que tal vez pasa más desapercibida entre todos los cambios, es la transformación digital forzosa que estamos experimentando: clases a distancia, reuniones y fiestas por video-conferencia, trabajo remoto, virtualización de casi todos nuestros contactos fuera del hogar familiar.

Una parte de esta transformación es muy bienvenida: si no fuera por Internet y las tecnologías de la información, esta pandemia nos habría costado mucho más vidas y habría resultado imposible resistir los niveles de aislamiento y cuarentena que la humanidad ha logrado tener. Otra parte es muy angustiante: nuestra casa es nuestro espacio de trabajo, estudio y vida familiar todo en uno y al mismo tiempo! Estas dos fuerzas definirán el futuro después de la crisis: quedaremos en una etapa de transformación digital avanzada de nuestras vidas o, por el contrario, rechazaremos todo tipo de cambio y querremos volver atrás lo antes posible, a nuestras vidas anteriores sin modificar nada!

Algo importante de ver es que lo que estamos viviendo es una crisis, no es normalidad, por lo que la experiencia del trabajo remoto, por ejemplo, no es real: no se supone que tengamos que trabajar en la casa, entre todos los niños estudiando y todos apiñados en torno al computador local, sin ninguna preparación para ello. Como alguien decía: esto no es trabajar desde tu casa, es estar en tu casa, en medio de una pandemia, tratando de trabajar.

Por ello, no hay que confundir esta experiencia negativa con la verdadera transformación digital que debiera ocurrir al salir de la crisis: cuestionemos si realmente es necesario ir todos los días a la oficina, si realmente tenemos que tener todas esas reuniones presenciales en distintos lugares de la ciudad, si no podemos rendir igual en nuestras obligaciones pero gastando mucho menos tiempo, recursos y contaminación. Yo siento como un gran sueño tener un espacio de trabajo en mi casa, poder almorzar en familia, y también ir de vez en cuando a la oficina para el café y la conversación más personal. Pero no me gustaría nada volver a la vida de antes de la crisis.


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